lunes, 28 de abril de 2014

El Olimpia es del Pueblo… qué duda cabe

Áquila non capit muscas
Por Lucio Pedro Aberastain Ponte
La demonización de las juventudes (de los jóvenes) que piden y ganan espacios en la política, también en los ámbitos de lo social, en los barrios y en las instituciones barriales, en actividades de distintos alcances e intensidades, circunscriptas o no a diferentes desarrollos territoriales, es una constante.
El ariete que usan los medios hegemónicos de la prensa vernácula para socavar la imagen de cualquier emprendimiento que tenga que ver con la intervención juvenil, es el armado de burdas operaciones de desprestigio; apelan para ello a difundir testimonios faltos de sustancia, por lo general esgrimidos –así ocurre en la mayoría de los casos- por ilustres desconocidos o por conocidos desprestigiados.
Es moneda corriente que desde los medios del Grupo Clarín se ataque sistemáticamente a organizaciones como La Caámpora, a sus miembros más preponderantes y a sus militantes de base, enrareciendo u objetando todas y cada una de sus intervenciones en la vida social.



 

El caso Olimpia 

Desde hace un año, el Club Olimpia del Barrio platense Los Hornos está en la consideración de algunos medios y con cierto predicamento en la redes sociales; todavía más a partir de la cruda emergencia devenida del luctuoso desastre ocurrido en la capital bonaerense por la inundación del 2 y 3 de abril del 2013.
No se trata de una situación de denuncias cruzadas, de un ir y venir de pases de factura. Se trata, sí, de un claros ataques a las autoridades constituidas de esa institución de barrio, que empezaba a encontrar salida a las potencialidades adormecidas.
Y fue a partir de la llegada de una pléyade de jóvenes que se acercaron a la institución para aportar sus experiencias en desarrollos sociales en los barrios, y munidos de conocimiento en lo que hace a la vida política estudiantil (universitaria y secundaria).
No cuadró, desde el principio, que militantes interesados en dotar de vida deportiva, de obras, de refacciones y de saneamientos al Olimpia (como beneficios concretos y directos para sus asociados) hicieran sus desarrollos creativos en ese ámbito de la Avenida 66 y 142. 
Y es que no cuadró en y para la mentalidad de quienes habían exhibido el galardón de ser “la máquina de impedir” en el seno de la institución.
Los jóvenes que empezaron a activar política institucional en el Club Olimpia, dotaron al lugar con, como ya se dijo, una batería de obras a través de jornadas de trabajo solidario y comprometido.
Se abrió el Club a prácticas deportivas, federadas y controladas en todos los aspectos operativos y funcionales. Se abrió la entidad a los controles sanitarios extendidos a la población circundante con marcado sesgo y carácter ecuménicos. 
Los cientos de adultos que estudian en los cursos (oficiales) para terminar sus estudios primarios y secundarios son la constancia palpable de que el Olimpia está a disposición de la comunidad hornense.
Escuela de pugilismo, de Tae Kwon Do, clases de educación física, con controles médicos, y una biblioteca, son solamente algunos ejemplos de lo hecho por la presidencia del Club con el aporte desinteresado de decenas de jóvenes que sin registrar escándalos desde sus primeras intervenciones hasta la actualidad, refieren cuál es el camino que se debe transitar en lo institucional cuando los objetivos son claros y no esconden segundas intenciones. 


 
Escándalos 

Mientras el Olimpia era remozado y se atendían las diferentes circunstancias de la vida societaria, con asambleas de socios regladas estatutariamente, hubo inquietantes jornadas en las que automarginados de la entidad organizaron sesiones de hostigamiento y se dedicaron a depredar lo que ya se había arreglado. 
Llegaron hasta el punto de agredir físicamente a jovencitas y a personas mayores, mientras que con discurso conciliador apelaron a construir una serie de infamias mediáticas, amparados por medios de prensa locales ligados a fuerzas oscuras y a intereses espurios a fin de construir denuncias sin fundamentos. También, mientras esto acontecía, lograron apropiarse de espacios comunes de los asociados, para manejar lo único que parece importarles: el negocio del fútbol infantil.
En las últimas horas, desde una de las usinas de construcción de la falacia y de la mentira, riñón del entramado corrupto del Grupo Clarín, el Canal 13, se ha mostrado a seudo dirigentes del Olimpia reclamando la nada misma. En ese espacio se han exhibido fotografías de militantes juveniles munidos de remeras con inscripciones identificatorias de ciertas pertenencias políticas, participando de charlas, de debates o bien en asambleas societarias. Ninguna de las imágenes vistas en el engendro que conduce el deudor de los trabajadores despedidos de varios medios periodísticos, refiere hechos de violencia, situaciones de ilegalidad y menos todavía de faltas al orden público.
Lo que le quedó sin mostrar al empleado calificado de Magnetto, amén de haber usado a niños para aportar testimonios que poco aclaran, son las imágenes de cientos de jóvenes que en la emergencia del 2013 montaron uno de los mayores centros de ayuda solidaria y desinteresada con las hermanas y hermanos inundados a los que se llegó con aportes concretos sin que mediaran condicionantes ideológicas. 
Para muchos –los más quizás- “la Patria es el otro”; para algunos otros –los menos, eso es seguro- “la Patria es el orto”.
Y como la única verdad es la realidad, no está demás cerrar estas líneas señalando que el Club Olimpia está abierto a la comunidad de Los Hornos; que creció en cantidad de asociados; que se reporta a la comunidad con servicios concretos y con la interactuación de sus recursos humanos con diferentes estamentos oficiales que aportan periódicamente la información necesaria para que la población esté más y mejor informada sobre los derechos a los que puede acceder en materia previsional, de asistencia jurídica, educativa y de la salud pública. La política que viene es la que se esboza desde el conteste de construcción permanente de quienes hacen por los demás sin esperar nada a cambio. Cuando los granujas dejen de odiar a sus prójimos, el Olimpia será mejor que ahora, ocupado por mentalidades retrógradas sin decencia y de vuelo corto.


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